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Calidad del aire interior en hospitales: ¿cómo debe ser?

Publicado en 9 abril, 2019

Calidad de aire en interior,

La calidad del aire interior en los hospitales es un factor que afecta a los pacientes y el personal que trabaja en las instalaciones. Pero las condiciones existentes en el exterior también condicionan la salubridad del aire de estos recintos. Por esta razón, ciudades como Londres han decidido instalar dispositivos de monitorización en el exterior de las instalaciones sanitarias, buscando, por ejemplo, mejorar la comprensión acerca de cómo interactúan contaminación atmosférica y salud(1). Por tanto y teniendo en cuenta estos aspectos, ¿qué variables es recomendable supervisar?

Calidad del aire en el interior de los recintos sanitarios

La calidad del aire interior en un hospital, tal y como recuerda la web Consulting Specyfying Engineer(2), «abarca una amplia variedad de factores tales como la temperatura, la humedad, la concentración y la presencia de productos químicos y otros contaminantes y la calidad del aire exterior introducido en el interior».

Son variables que no solo afectan a los pacientes, sino también al personal que trabaja en el centro médico. Mejorar las condiciones de calidad del aire, empezando por su monitorización mediante dispositivos como el Nanoenvi IAQ de ENVIRA es, por tanto, una solución que incrementa la satisfacción de los ocupantes de los hospitales y otras instalaciones de atención médica. Su tecnología permite crear redes inalámbricas en espacios interiores que transmiten en tiempo real información sobre el aire respirado a aplicaciones que el usuario consulta desde cualquier dispositivo.

Factores de riesgo y efectos sobre la salud

Según Capolongo & Settimo (2017), los factores de riesgo presentes en el aire de un hospital se agrupan en las siguientes categorías:

Factores de riesgo físico

  • Temperatura y humedad, parámetros que no solo influyen en el confort térmico, sino que también pueden facilitar la propagación de sustancias gaseosas procedentes de mobiliario, medicamentos o productos de limpieza, así como la proliferación de gérmenes o moho.
  • Radiaciones ionizantes procedentes de las actividades de radiología y medicina nuclear.
  • Radiaciones no ionizantes, como los rayos ultravioleta o los campos electromagnéticos.

Factores de riesgo químico

  • Monóxido de carbono (CO), originado por combustión incompleta de compuestos de carbón. Su inhalación en concentraciones bajas puede producir fatiga y dolor torácico en pacientes cardíacos.
  • Dióxido de nitrógeno (NO2), un gas que afecta sobremanera al tracto respiratorio inferior y se genera por combustión a alta temperatura. La cercanía del hospital a carreteras transitadas puede afectar a su concentración en el interior del recinto.
  • Dióxido de azufre (SO2), que muestra propiedades irritativas en piel, ojos y membranas mucosas y que también contribuye a desencadenar ataques de asma, bronquitis y traqueítis.
  • Compuestos orgánicos volátiles (COVs), sustancias líquidas o gaseosas que pueden irritar ojos nariz y garganta, pudiendo causar también dolor de cabeza, náuseas y fatiga. Sus principales fuentes de generación son las pinturas, productos de limpieza, materiales de construcción y suministro de oficina.
  • Formaldehído, gas irritante del sistema respiratorio, las membranas mucosas o los ojos, pudiendo dar lugar a conjuntivitis, asma. dermatitis, mareos o fatiga. Sus principales fuentes de emisión son el mobiliario, los materiales de construcción o los productos de limpieza.
  • Benceno, procedente del humo del tabaco, pegamentos, pinturas y agentes limpiadores. Ocasiona desde mareos y somnolencia a problemas en mucosas y piel dependiendo de la concentración y el tiempo de exposición. Está considerada como sustancia cancerígena.
  • Hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), que irritan el sistema respiratorio, catalogándose algunos de ellos como carcinógenos. Proceden del humo del tabaco, estufas de leña o alimentos cocinados sobre llama.
  • Ozono (O3), gas oxidante que agrava los ataques de asma y ocasiona diversos problemas respiratorios. Es emitido por fotocopiadoras (los modelos más antiguos y en reducida concentración), lámparas ultravioletas o purificadores de aire.
  • Partículas en suspensión (PM10 y PM2.5), que dañan el sistema respiratorio, obstruyen los alvéolos y alteran el sistema inmunológico. Están generados por el polen, esporas, bacterias, combustión o aerosoles.

Factores de riesgo biológico

Los factores de riesgo biológico están relacionados con la presencia de microorganismos (hongos, bacterias como la legionela, virus, parásitos, protozoos, etc.), ácaros y alérgenos procedentes de animales o vegetales, causantes en muchos casos de las infecciones hospitalarias.

Estas infecciones, denominadas nosocomiales, son una fuente importante de morbilidad y mortalidad en pacientes inmunocomprometidos y pueden estar presentes en todos los ambientes hospitalarios, transmitiéndose a través del aire interior y exterior, visitantes, pacientes y aparatos de aire acondicionado (El-Sharkawy & Noweir, 2014).

¿Qué dice la legislación sobre la calidad del aire interior en los hospitales?

Aunque en España no existe una legislación específica que regule las condiciones de calidad del aire en los recintos sanitarios, existen varios reglamentos y normas UNE que resultan de aplicación.

Uno de estos reglamentos es el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE)(3), que establece en su Instrucción Técnica IT 1.1.4.2.2 que los hospitales, clínicas, laboratorios y guarderías deben alcanzar como mínimo un aire de óptima calidad o IDA1. Esta clasificación define, por ejemplo, el volumen de aire exterior necesario por persona, la concentración de CO2 y otros parámetros relacionados con los sistemas de ventilación, aspecto este último desarrollado de manera pormenorizada por la Nota Técnica de Prevención 859 del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo(4).

Asimismo y de entre las normas UNE, conviene destacar la Norma EN 16244-2, que establece los requisitos comunes para los Estados miembros de la UE en materia de climatización y la calidad del aire en los quirófanos, contemplando también otras estancias de los centros sanitarios(5).

Calidad del aire en el exterior de un recinto sanitario

Como se ha dejado entrever en el apartado anterior, la calidad del aire interior de un centro hospitalario depende en gran medida de las condiciones reinantes en el exterior. Así que los hospitales de ciudades como Londres, por ejemplo, están intentando no solo mejorar las condiciones atmosférica de las instalaciones, sino también de las inmediaciones.

Fruto de este interés, han surgido iniciativas tales como Clean Air Hospital Framework(6), impulsada por Global Action Plan y Great Ormond Street Hospital for Children que, entre otras medidas, recomienda la instalación de sistemas de monitorización de la calidad del aire con el objetivo de:

  • Reducir las emisiones generadas por los propios hospitales.
  • Mejorar las condiciones ambientales a las que están expuestos personal, pacientes y visitas
  • Ayudar al hospital a aumentar su impacto movilizando a otros

A modo de conclusión, remarcar la importancia que tiene la monitorización sistemática de la calidad del aire en los recintos hospitalarios, tanto en su interior como el exterior. Su supervisión continua no solo consigue incrementar la satisfacción de los pacientes y la productividad del personal en plantilla, sino también asegurar unas condiciones propicias para el rápido restablecimiento de las personas ingresadas y bajo tratamiento.

Referencias:

Calidad del aire interior en hospitales: ¿cómo debe ser?

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